3 ago 2007

jugar con mis hijos es un don de Dios

El jugador paraguayo Julio González tras un entrenamiento Julio González Ferreira podría haber alargado la lista. El 22 de diciembre de 2005, el jugador paraguayo del Vicenza fue víctima de un terrible accidente de tráfico. En la carretera al aeropuerto donde tenía que tomar el avión para pasar las vacaciones de Navidad en Sudamérica, Julio González, que compartía automóvil con su compañero de equipo, el argentino Rubén Grighini, perdió el control de su vehículo y chocó sucesivamente contra dos camiones.

Dos años después, Julio González se apresta a retornar a la primera categoría con los colores del Tacuary. Además de en la liga paraguaya, el Tacuary participa en la Copa Sudamericana, en el marco de la cual entablará este miércoles 1 de agosto su primer choque contra los uruguayos del Danubio. Y para facilitar su regreso a la competición, el ex delantero del Vicenza podrá confiar en los servicios de un inmejorable compañero de aventuras, su hermano menor, Celso, que también viste el uniforme de los Pumas.

Porque la otra explicación del audaz resurgimiento de Julio, aparte de su voluntad de hierro, es su familia. "Cuando me percato del peligro que corrí, el hecho de poder regresar a casa, y de hablar y jugar con mis hijos es un don de Dios". Volver a jugar al fútbol y hacer realidad su sueño de disputar la Copa Mundial de la FIFA 2010 es, en cambio, una mera cuestión de voluntad. Y ésa la tiene muy fuerte Julio González Ferreira.

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